En 2003, en una Argentina en plena crisis económica, se creó en Buenos Aires Eloísa Cartonera, editorial que encuaderna sus libros con tapas de cartón comprado a cartoneros. La suya fue una salida alternativa en un contexto poco favorable a la inversión destinada a productos culturales. Sin ánimo de lucro,
esta cooperativa quiso favorecer el acceso a la literatura con libros a
bajo precio y materiales reciclados, esencialmente cartón comprado a
cartoneros por un importe cinco veces superior al del mercado. Sus
portadas pintadas a mano tardaron poco tiempo en devolverle al objeto
libro su condición artística.
El ejemplo de Eloísa Cartonera
se ha expandido en Latinoamérica y ya existen más de 100 editoriales
cartoneras. Este fenómeno artístico, social y comunitario está dejando
todo un catálogo de libros en soporte de cartón y promoviendo la bibliodiversidad con un nuevo producto cultural que conjuga literatura, artes plásticas y valores ecológicos.